..........................................................................................Fredrich Nietzsche

a realidad es que aquí la más consciente presunción de elegidos
desempeña el papel de modestia; desde entonces se han formado dos partidos: el partido de la verdad, o sea ellos mismos, la comunidad, los buenos y los justos, y, de otra parte, el resto del mundo... Éste fue el más funesto delirio de grandezas que hasta ahora existió en la tierra: pequeños abortos de hipócritas y mentirosos comenzaron a reivindicar para sí los conceptos de Dios, verdad, luz, espíritu, amor, sabiduría, vida, casi como sinónimos de ellos mismos, para establecer así un límite entre ellos y el mundo; pequeños superlativos de hebreos, maduros para toda clase de manicomio, hicieron girar en torno a ellos mismos todo valor, como si precisamente el cristiano fuese el sentido, la sal, la medida y también el último tribunal de todo lo demás... Este funesto acontecimiento sólo se hizo posible por el hecho de que ya había en el mundo un género afín de delirio de grandeza, afín por raza: el judaico; apenas se abre el abismo entre hebreos y hebreocristianos, a estos últimos no les quedó otra elección que emplear contra ellos mismos, contra los hebreos, los mismos procedimientos de conservación que el instinto judaico aconsejaba, mientras que hasta entonces los hebreos lo habían empleado contra todo lo que no era hebreo. El cristiano, es sólo un hebreo de confesión más libre. Doy un cierto número de pruebas de aquello que se le metió en lacabeza a esa gentecilla, de lo que puso en labios de su maestro: simples profesiones de fe de bellas almas...

“Y todos aquellos que no os recibieren ni os oyeren, saliendo de allí, sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies, en testimonio a ellos. De cierto os digo que más tolerable será el castigo de los de Sodoma y Gomorra el día del Juicio que el de aquella ciudad.” (Marcos, 6, 11.) ¡Qué evangélico es esto!

“Y cualquiera que escandalizare a uno de estos pequeñitos que creen en mi, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino el cuello, y fuera echado en la mar” (Marcos, 9, 42.) ¡Qué evangélico es esto!

“Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo: mejor te es entrar al reino de Dios con un ojo que teniendo dos ojos ser echado a la Gehenna, donde el gusano de ellos no muere y el fuego nunca se apaga.” (Marcos. 9, 47.) No se trata precisamente de los ojos...

“También les dijo: «De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios, que viene con potencia».” (Marcos, 9, l.) Mientes muy bien, ¡oh león!

“Cualquiera que quisiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame. Porque...” (“Observación de un psicólogo”: la moral cristiana es refutada por sus porqués; sus argumentos refutan, y esto es cristiano.) (Marcos, 8, 34.)

“No juzgaréis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados; y con la medida con que medís, os volverán a medir”. (Mateo, 7, l.) ¡Qué concepto de l a justicia, de un juez justo!...

“Porque si amareis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si abrazaseis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen así también los Gentiles?” (Mateo, 5, 46.) Principio del amor cristiano: en fin de cuentas, quiere ser bien pagado...

“Mas si no perdonareis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.” (Mateo , 6, 15.) Muy comprometedor para el susodicho Padre...

“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo, 6, 33.) Todas estas cosas, es decir: comida, vestidos, todo lo que hace falta en la vida. Es un error para hablar modestamente... Poco antes, Dios aparece en calidad de sastre; por lo menos, en ciertos casos...

“Gozaos en aquel día, y alegraos; porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos, porque así hacían sus pa dres a los profetas.” (Lucas, 6, 23.) ¡Oh cínica canalla! Ya se compara con los profetas...

“¿No habéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno violare el templo de Dios, Dios destruirá al tal; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.” (Pablo, a los corintios, I, 3, 16.) Cosas como ésta no serán nunca bastante despreciadas...

“¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas?” (Pablo, a los corintios, I, 6, 2.) Desgraciadamente, esto no es sólo el discurso de un loco... Este terrible mentidor continúa, textualmente, así: “¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de este siglo?”

“¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Porque por no haber el mundo conocido la sabiduría de Dios, a Dios por sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. No sois muchos sabios, según la carne; no muchos poderosos, no muchos nobles. Antes, lo necio del mundo escogió Dios para avergonzarn os a los sabios; y lo flaco del mundo escogió Dios para avergonzar lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es: para que ninguna carne se jacte de su presencia.” (Pablo, a los corintios, 1, 20 y sig.) Para comprender este pasaje, testimonio capital de la psicología de toda moral de chandala, léase la primera parte de mi Genealogía de la moral; en ella se pone de manifiesto por primera vez la contradicción entre una moral noble y una moral de chandala, nacida del rencor y de la venganza impotente,
Pablo fue el mayor de los apóstoles de la venganza... ¿Qué se deduce de aquí? De aquí se deduce que es conve niente ponerse los guantes cuando se lee el Nuevo Testamento.
Amar al hombre por amor a Dios - ése ha sido hasta ahora el sentimiento más aristocrático remoto a que han llegado los hombres. Que amar al hombre sin ninguna oculta intención santificadora es una estupidez y una brutalidad más, que la inclinación a ese amor al hombre ha de recibir su medida, su finura, su grano de sal y su partícula de ámbar de una inclinación superior: - quienquiera que haya sido el hombre que por vez primera tuvo ese sentimiento y esa «vivencia», y aunque acaso su lengua balbuciese al intentar expresar semejante delicadeza, ¡continúe siendo para nosotros por todos los tiempos santo y digno de veneración, pues es el hombre que más alto ha volado hasta ahora y que se ha extraviado del modo más bello!

Los judíos - un pueblo «nacido para la esclavitud», como dicen Tácito y todo el mundo antiguo, «el pueblo elegido entre los pueblos», como dicen y creen ellos mismos - los judíos han llevado a efecto aqu el prodigio de inversión de los valores gracias al cual la vida en la tierra ha adquirido, para unos cuantos milenios, un nuevo y peligroso atractivo: - sus profetas han fundido, reduciéndolas a una sola, las palabras «rico», «ateo», «malvado», «violento», «sensual», y han transformado por vez primera la palabra «mundo» en una palabra infamante. En esa inversión de los valores (de la que forma parte el emplear la palabra «pobre» como sinónimo de «santo» y «amigo») reside la importancia del pueblo judío: con él comienza la rebelión de los esclavos en la moral.
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Nietzsche)

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